jueves, 13 de noviembre de 2014

Expulsado del pecho

Disputando las palabras de raciocinio
veo inmerso en la garganta la oportunidad
proscrita de herir al adversario.

Toco y enseguida la ponzoña envuelve mi cuerpo.

Toda la fragancia de ira sale expulsada por la inercia
como si años de espasmos presionaran
mi pecho.
Automáticamente me desinflo
y mi elegancia describe una curva que
lentamente viaja hacia el centro de mi ano.

Vergüenza malsonante
castiga entonces mis pensamientos.

Siempre esa bola de ansia estalla
salpicando chispas de cólera
a todo aquel que me rodea.

Color gusano babosa y hedor champiñón podrido,
caracteres inmutables del comportamiento desposeído del alma.

Fuego y chillidos por dentro,
rocas cayendo, riscos, chubascos y frío.
Después un  incesante frío que lo cubre todo.
El frío que corta mi cuello,
separando la caliente cabeza

del ardiente cuerpo.

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