jueves, 25 de abril de 2013

Montaña esmeralda

La poesía ha de acompañarme en mi viaje de reposo
llegando al tesoro, rodeado de azul coraje.

Aquella isla escondida en la falda del mundo
sólo visitada desde su vecina,
ha querido alojar al vagabundo transeúnte
y cuidarlo de la mente maltrecha.

Ilumina mi interior en la distancia
y no es por sol aunque no falta.
Es por la energía que irradia
al acercarse el terremoto de meseta.

No puedo controlar mi impaciencia
y soplaría gustoso y con gracia
la calima que el camino puebla
y observar de esta forma, la esmeralda
joya más verde que todas las de su esfera.
No la veo y estoy inquieto,
sin quererlo me estremezco
aún con el barco anterior en la distancia
que confunde mis nervios en jadeos.

Navegamos todos,
el dolor, la razón y mi inconsciencia,
las ansias por la vida y el miedo,
la solemnidad de mis palabras
y la locura de mis deseos.
No miro atrás pues os llevo
a todos/as en mi cabeza
sin poder olvidar,
los minutos que año y medio llenan.

Pequeña isla, pantera de plata
esperad que ya llega
el tumulto y el viento,
del nocturno poeta.


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