lunes, 23 de abril de 2012

¿Cambio integral?


El Capitalismo, el Estado y el patriarcado son el gran problema de nuestro tiempo. Lo realmente peligroso de esta situación, es que nuestras vidas y la de todos los individuos de la Tierra, se ven afectadas por ello. Desde las acciones más relevantes, como el manejo de los medios de producción, a las situaciones cotidianas más sencillas. De ahí, la necesidad de un análisis crítico profundo, no sólo de la realidad que nos rodea, sino también de nosotros mismos.

Después del análisis, las actuaciones a llevar a cabo, deben salir desde dos perspectivas o modos de actuación diferentes. La primera, debe ser una lucha individual, en la que rompamos radicalmente con el modo de vida que llevamos. Así podremos empezar a pensar en el fin de la sociedad de consumo y en el patriarcado. Sin una crítica profunda a nuestra forma de vida, encuadrándola en la situación geopolítica que nos encontramos, la revolución no será posible.

La segunda, debe ser una lucha colectiva y debe surgir siempre de manera horizontal. Al margen de estructuras fijas como sindicatos o partidos, teniendo como punto de partida el grupo de afinidad y una conexión entre distintos grupos, en forma de red. Esta parte de la lucha, no debe de ser para tomar el poder, sino para destruirlo. Tampoco debe ser para pedir pequeñas concesiones en forma de reformas o mediante elecciones. Así no se consigue un cambio desde la raíz. Retocando un sistema cruel y asesino, no se soluciona el problema. El problema es el sistema mismo y como tal, hay que acabar con él y crear uno nuevo.

Desde nuestro punto de vista, no vale para nada exponer teorías complicadas y alejadas de la realidad, como pueden hacer algunos intelectuales, que si bien cuentan cuentos bonitos, son difíciles de llevar a la vida actual. La contestación al sistema, debe salir tanto de la reflexión sobre teorías ya escritas y practicadas, como de la práctica cotidiana. Sólo combinando teoría y práctica seremos capaces de entender los problemas que tenemos y así además, tendremos el bagaje para solucionarlos.

Somos conscientes, que la situación que tenemos en el Estado español, sólo forma parte pequeña de un entramado mucho más grande. El Capitalismo es un sistema global y como tal hay que entenderlo. Por lo tanto, no valen de nada las posturas reformistas y socialdemócratas que intentan retroceder a los tiempos de bonanza de nuestro país. La sociedad de consumo a la que hemos llegado, además de habernos alienado y habernos sacado de nuestra vida política. Se ha conseguido, asesinando a personas de la otra parte del mundo y esquilmando los recursos. Por lo tanto, no vale de nada las protestas para pedir trabajo, o exigiendo una economía sostenible con el medio ambiente. Estas luchas se quedan en el tintero, puesto que no cuestionan el problema en sí. El origen del daño, sigue siendo el mismo, tanto en España, como en China, como en Camerún. La diferencia está en cómo se manifiesta en cada lugar.  Sólo saliendo del Capitalismo como forma de producción y gestión, podremos empezar a pensar en una vida digna, no sólo para los europeos sino para el resto del mundo.

Entendemos que la sociedad en general y los individuos en particular, deben apropiarse de su vida política. Deben ser conscientes de lo que significa gestionar sus propias vidas, para evitar delegar y crear vanguardias. Éstas, no llevarían a otro puerto que a repetir el modelo de dominación, pero bajo formas distintas. Por eso mismo, nos parece fundamental, tanto la información, como la formación de las personas. Sólo compartiendo las enseñanzas podremos ser realmente libres, salir así de la ignorancia profunda en la que han sumido a la sociedad. Han monopolizado el conocimiento y tenemos que liberarlo y ponerlo en manos de las personas.

Por último, expresar lo que entendemos por revolución. La revolución no es un momento fijo en el que se le quita el poder a la clase dominante. No. La revolución es un proceso, que empieza hoy y terminará el día que el ser humano se haya emancipado. Se haya liberado del poder que le esclaviza, tanto desde fuera de ellos, como en el interior de sus mentes. En este proceso caben todo tipo de actuaciones que sirvan tanto para destruir el modelo existente, como para crear uno nuevo. No habrá fin de la explotación dentro de este sistema, por ello, seguiremos diciendo que para construir una forma de vida justa, hay que destruir lo que la hace imposible: el capitalismo, su herramienta de dominación, el Estado y el patriarcado cómplice.

Publicado en Reeditor.com

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